El centro de la experiencia en los sistemas operativos de Microsoft siempre ha sido el botón de inicio y su posición por defecto en la esquina inferior izquierda del escritorio. Este patrón de diseño lleva vigente desde Windows 95, por lo que hablamos de 19 años en los que cualquier ruptura conceptual ha terminado en catástrofe o enmienda. Y así llegamos al día de hoy, con Windows 10 asomando en el horizonte y el regreso del menú de inicio tradicional en detrimento del escritorio Metro.

El otro día veíamos cómo instalar la versión preliminar del sistema operativo con la beta Windows 10 Technical Preview, que resulta ser totalmente funcional y sorprendentemente estable y fluido incluso en equipos donde Windows 8.1 lo pasaba relativamente mal. Algo tan simple como acceder directamente al confortable escritorio, pulsar la tecla WIN y encontrarnos con la indudable robustez del menú de inicio hace que haya vuelto la confianza por un producto conocido.

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Al menos se ha sabido reutilizar el conocimiento acumulado a la hora de ‘entender’ el escritorio ModernUI y los Live Tiles, compartiendo espacio con la lista secuencial de accesos directos de la izquierda. Si llevamos el ratón al borde de la pantalla podemos redimensionarla como si se tratara de una ventana al uso, pudiendo personalizar el espacio de trabajo de los tiles y expandirlo como mejor nos convenga. De hecho, arrastrando aplicaciones Metro (o programas tradicionales) a dicho espacio las integraremos junto al resto, pudiendo además modificar su tamaño haciendo clic derecho sobre cualquiera de ellos.

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Ahora bien, como codiciosos seres humanos que somos, siempre anhelamos lo que no tenemos, y tal vez exista gente que llore la pérdida del bi-escritorio de Windows 8. No hay que sufrir, ya que si hacemos clic derecho en cualquier espacio del menú de inicio desplegado y nos vamos a Taskbar and Start Menu Properties > Start Menu podemos hacer que vuelva la pantalla de inicio Metro marcando la opción Use the Start menu instead of the Start screen.

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Por lo demás, la vida vuelve a su cauce, y salvo leves modificaciones, el menú de inicio vuelve a los fueros de Windows 7, ofreciendo por defecto una lista con los programas de uso común y sobre ellos, acceso directo a las carpetas de usuario o programas que queramos mantener fijos a base de soltar y arrastrar objetos. Si nos vamos a All Apps veremos una lista con todos los programas y aplicaciones de Windows Store Instaladas, quitando protagonismo a la estructura de árbol que tantas alegrías nos dio en el pasado para ofrecer todo el contenido local ‘a lo bruto’. La búsqueda inteligentes es el futuro. En teoría.

La búsqueda contextual que hasta ahora se venía realizando en Metro también se ha integrado en el escritorio, por lo que pulsando la tecla WIN y escribiendo lo que queramos buscar nos aparecerán los resultados de forma instantánea. Lo que todavía no está tan claro es la separación del botón de búsqueda global con resultados web en forma de un pequeño botón con lupa junto al icono de Windows. Suponemos que ahí estará ubicada Cortana, el asistente de voz con el que Microsoft pretende competir con Google Now o Siri.

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No es baladí el hecho de centrar la práctica totalidad de novedades de Windows 10 en el menú de inicio. Más allá de las novedades que ya vimos anteriormente como el sistema multiescritorio o las ventanas adaptables, la verdadera esencia de la experiencia Windows está y estará por muchos años en el escritorio, al menos en lo que a la experiencia de sobremesa se refiere. No hay que ser muy listo para comprender el peso de la marca y la seña de identidad que lo representa.

5 COMENTARIOS

  1. No lo extrañaba, no soy de esos que detesta los cambios buenos, pero ya que… me gusta y ya nwn bienvenido de vuelta boton inicio, y espero por Cortana :3

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