Piratear por sistema, por inercia, por gula y por el mero placer de hacer algo prohibido desde una posición segura. Las descargas ilegales en Android son una lacra para la plataforma, que desde siempre ha ido a la cola con respecto a iOS en cuanto a los beneficios para el desarrollador. Aunque cada vez están más equiparadas en ese aspecto, lo cierto es que un porcentaje muy alto de usuarios sigue descargando aplicaciones de pago de forma ilegal. Nos ponemos serios y exponemos cinco razones tan obvias como esclarecedoras para no piratear aplicaciones en Android.

Hay una versión gratuita de casi todo

Las versiones Lite de las aplicaciones son un fantástico método para utilizar una herramienta sin coste alguno obviando funcionalidades avanzadas que posiblemente no vamos a utilizar. De hecho, en muchos casos, la única diferencia entre una versión de pago y otra gratuita es que esta última incluye publicidad integrada, y si acaso, alguna opción avanzada vetada que posiblemente no lleguemos a utilizar jamás.

Aún así, tal es el avance e instauración del modelo freemium que prácticamente la mencionada denominación de app con recorte comienza a estar en desuso en pos de la coletilla ‘free’. Buen ejemplo conocido por todos es el de los juegos de Rovio, y en concreto la saga Angry Birds, que comenzó su andadura en iOS como aplicación de pago para posteriormente modificarse tras su salida en Android, donde se ofrecen dichos juegos de forma totalmente gratuita pero con publicidad integrada y la posibilidad de recurrir a los micropagos para desbloquear niveles más rápido. O lo que es lo mismo: una versión gratuita ya no recorta funcionalidades, tan solo se sustenta con publicidad.

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Los precios son ridículos

¿De verdad merece la pena piratear un producto que cuesta menos que un café en el bar de la esquina? De acuerdo, hay algunos países que no disponen precisamente de facilidades a la hora de ofrecerse métodos de pago y conversiones de divisa acordes a los valores locales. Algún que otro usuario de Venezuela o Bolivia casi nos ha convencido al tener la piratería como única salida para conseguir el software que necesita, algo así como cuando descargamos una serie de televisión en versión original porque no existe ninguna alternativa comercial que nos proporcione lo que necesitamos independientemente del precio.

Ante estos problemas hay algunas soluciones. El uso de redes privadas virtuales puede ser una solución a la compra segura desde países donde no es posible. En el blog ya hemos explicado alguna vez cómo configurar una VPN para camuflar nuestra conexión como si se estuviera realizando desde un país diferente al que estamos. De todas formas, y volviendo al anterior punto, pasando de alto algún que otro videojuego, siempre existe una alternativa gratuita que nos evita tener que pasar por caja, aunque sea tragándonos un poquito de publicidad.

Las apps pirateadas pueden contener software malicioso

Cuando descargamos de un lugar de confianza nos aseguramos que lo que obtenemos es el archivo original sin edulcorar. Si optamos por descargar las en formato APK de forma externa debemos estar muy seguros de dónde lo bajamos (¡salvo que lo hagáis de la confiable Uptodown, amigos!). Un reciente estudio, el Arxan’s State of Mobile App Security report 2014, afirma que la práctica totalidad de las 100 apps de pago y 20 gratuitas más descargadas en Android e iOS tienen clones con malware, razón de más para optar siempre por el software legal.

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Perjudicas a la industria

Imaginad la cara que se le queda a un desarrollador cuando logra poner en circulación una aplicación que acaba siendo descargada por millones de usuarios pero que no genera un beneficio acorde a ese volumen. Justo la que se le tuvo que quedar a USTWO cuando comprobaron que el 95% de las descargas su exitoso juego Monument Valley eran piratas (el juego cuesta menos de 4€/$ e incluso llegó a estar gratuito temporalmente a través de Amazon Store). Por culpa de esto, cada vez es más amenudo ver como estudios de desarrollo cierran sus puertas o reducen las aspiraciones de sus proyectos al resultarles imposible que salgan las cuentas.

Quien mucho abarca poco aprieta

Vamos a poner como ejemplo el conocido caso del pirata gamer compulsivo. Ese perro viejo con tarrinas llenas de DVDs con un sinfín de juegos de consola descargados, con su crack, su keygen y su pasos de instalación en un txt. Seguro que no ha jugado más de 30 minutos a la mayoría de su colección. Lo mismito sucede con Android, ¿de qué sirve tener un disco duro lleno de APKs piratas si seguramente no les vayamos a sacar partido y vamos a tener que estar constantemente buscando nuevos archivos cada vez que se actualicen las aplicaciones oficiales. No suena práctico ni divertido, y seguramente te apañes con Sunrise Calendar en vez de piratear la versión sin publicidad de Today Calendar por el mero placer de hacerlo.

3 COMENTARIOS

  1. Es claro que la piratería no es un problema sino la respuesta del mismo. Si a las industrias no les gusta que usen su software las personas que no pueden acceder a ello, que no se molesten como quinceañeras caprichosas. Defiendo a la piratería tanto como el Software Libre u OpenSource y valoro a aquellos programadores que hacen algo necesario, por lo que vale la pena pagar (véase GNU, Linux, SUSE, Red Hat). El resto son lacras lloricas que no les importan los usuarios, sólo buscan dinero.

  2. Es claro que la piratería no es un problema sino la respuesta del mismo. Si a las industrias no les gusta que usen su software las personas que no pueden acceder a ello, que no se molesten como quinceañeras caprichosas. Defiendo a la piratería tanto como el Software Libre u OpenSource y valoro a aquellos programadores que hacen algo necesario, por lo que vale la pena pagar (véase Linux, SUSE, Red Hat). El resto son lacras lloricas que no les importan los usuarios, sólo buscan dinero.

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