Ya casi se ha convertido en norma que salga un nuevo juego de Nitrome y hablemos de él en esta bitacora. No lo hacemos a las bravas, sino porque los títulos que edita esta empresa suelen ser sinónimo de calidad. Spicy Piggy es su nuevo, y correoso, videojuego. Un título protagonizado por un cerdo ávido de chiles y que nos recuerda, en espíritu, al genial Super Meat Boy.
Todo buen plataformas tiene que hacer del salto su razón de ser y Spicy Piggy se nota conocedor del género. Tendremos que atravesar las pantallas del juego evitando todo obstáculo que se ponga a nuestro paso. Los habituales pinchos abundan por doquier para hacernos repetir la pantalla las veces que haga falta. Pero no solo viviremos por y para el salto, ya que la naturaleza de Spicy Piggy nos obliga a que vayamos lo más rápido posible. Nuestro cerdo protagonista avanzará de forma automática y nosotros «solo» podremos realizar tres acciones: saltar, deslizarnos y lanzar fuego. Todo ese chile picante consumido debe servir para algo.
Superar cada una de las pantallas de Spicy Piggy nos otorgará una valiosa estrella, la moneda de cambio con la que alcanzar nuevos niveles. Pero la magia del título obrado por Gypopothomas reside en que obtendremos más estrellas si cumplimos un par de objetivos adicionales: conseguir un número determinado de chiles y llegar antes de un tiempo determinado. El juego nos invita a rejugar los niveles, puesto que la muerte asoma en cada uno de ellos. Aunque sus formas no sean idénticas al juego de Team Meat, la verdad es que Spicy Piggy huele a Super Meat Boy en sus formas. Sabe equilibrarse bien entre la desesperación y nuestras ganas por seguir jugando.
Spicy Piggy es un trepidante plataformas que amaremos y odiaremos a partes iguales. Es posible superar sus pantallas con un poco de paciencia, pero cumplir los objetivos adicionales nos obligará a controlar muy bien a nuestro cerdo protagonista. Una genialidad con un aspecto visual en la línea de Nitrome: toda una oda a la época de 16 bits.
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