Los servicios de almacenamiento en la nube se han convertido en el pan de cada dia a la hora de realizar copias de seguridad de nuestros archivos. ¿El problema? La necesidad de que todos nuestro datos atraviesesn servidores de terceros para estar a buen recaudo. DAEMON Sync es una solución que permite sincronizar automáticamente el contenido de nuestro smartphone en un PC conectado a la misma red sin necesidad de conexión a Internet, transfiriéndose directamente los archivos sin intermediarios.

La herramienta requiere del control en ambos extremos, es decir, que en el lado de nuestro dispositivo Android necesitaremos instalar una app y en el del PC un pequeño programa residente que permite que el equipo de sobremesa sea detectado, además de ejercer de enlace a un gestor web desde el que podemos configurar diversos aspectos de la sincronización. Tras esto, al iniciar la app nos aparecerá el nombre del PC remoto (pueden ser varios si quieremos) que queremos asociar. Tras esto nos aparecerán dos opciones, sincronizar los archivos locales o ver remotamente los que ya hayamos guardado a buen recaudo.

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Aunque existan apartados de sincronización y fotos, lo cierto es que desde el menú de ajustes podemos configurar con exactitud qué carpetas del terminal queremos que se copien, además de seleccionar si queremos que dicha sincronización se efectúe automáticamente cuando nos conectemos a la red común o solo cuando nosotros especifiquemos manualmente. En ambos casos, la velocidad de transferencia es extremadamente alta, tanto como permitan los mbps de nuestra LAN.

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Del lado del PC podremos autentificar los dispositivos conectados, elegir un user y password propio en vez de los asignados por defecto así como elegir la carpeta de sincronización, que por defecto se encontrará en:

C:/Users/Public/DAEMONSyncStorage

DAEMON Sync es una útil herramienta para desconfiados usuarios de esos que se ponen el gorrito de papel de aluminio, permitiendo crear una práctica red de sincronización entre dispositivos locales en el que el único riesgo de pérdida radica en nuestra propia capacidad para preservar el contenido en nuestras unidades locales.