Lost in Harmony ha sido, según Google, uno de los diez mejores videojuegos para Android del 2016. Lo que en apariencia se presenta como un juego musical con concesiones al género de los runner es en realidad un fantástico título de habilidad con un apartado visual y sonoro fantástico y un crudo trasfondo relacionado con el cancer que contrasta con el dinamismo y vivacidad de sus protagonistas.
Si hubiera que vincular un género de videojuegos con el mundo de móviles, ese sería sin duda alguna el de los endless runner. Quizás el medio móvil sea el lugar idóneo para disfrutar de títulos de este género, aunque ciertamente se ha abusado de ello y sin innovar en exceso. Por eso Lost in Harmony es un grito en el desierto. Un título que recoge las concepciones del género y las usa felizmente, pero que le añade la suficiente personalidad y algún que otro añadido de otros géneros para crear una experiencia fresca y divertida.
Lost in Harmony se podría definir como un juego rítmico camuflado. Aunque todo huela y sepa a endless runner, el título siempre se mueve encuadrado en el factor rítmico y esto lo iremos notando más y más cuanto hayamos jugado un buen tiempo. Casi todo obstáculo que encontramos en el camino acaba teniendo su contrapartida musical e iremos deslizándonos de lado a lado de la pantalla esquivando estos objetos que casi podremos prevenir con el oído. Eso sí, hay que remarcar el “casi” puesto que no siempre funciona a la perfección.
Cada pantalla que disputamos en Lost in Harmony cuenta con dos partes jugables diferenciadas: la mecánica propia del endless runner de ir esquivando mientras nuestros personajes avanzan y otra en la que tendremos que ir pulsando unas pompas que irán apareciendo por la pantalla a ritmo de la música. Este último aspecto jugable me ha recordado los buenos ratos echados junto al mítico Ouendan de Nintendo DS. Si erramos lo suficiente en cualquiera de estas dos partes tendremos que repetir la pantalla hasta que podamos superarla, así que toca estar atentos en todo momento.
Lost in Harmony es un videojuego tremendo. Decir otra cosa sería mentir y me alegro mucho de haberme equivocado al preconcebir esta obra como “un endless runner más”. Y lo mejor del título es que parece no tener fin: además de la historia principal (con dos modos de dificultad), tenemos otra historia protagonizada por un robot y un universo casi infinito de niveles creados por los usuarios y en el que se basan en el catálogo musical de Soundcloud principalmente. Este título es una delicia audiovisual que no debéis dejar de jugar.
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