Llevamos infinidad de tiempo buscando la puerta de salida en multitud de videojuegos. Este recurso da conclusión a la pantalla que hayamos disfrutado, aunque su valor aumenta cuando el sufrimiento ha estado presente. Terminar un nivel supone una mezcla de sensaciones que conjunta la tranquilidad de haber ganado y la emoción por conocer la recompensa. Esta mezcolanza se ha trasladado muy bien en MONOLISK, uno de los títulos más interesantes que hemos descubierto en dispositivos móviles: un dungeon crawler donde la propia comunidad de jugadores es la creadora de niveles.
Los primeros pasos junto a MONOLISK nos llevaron a pensar incondicionalmente en Bastion, la ópera prima de Supergiant Games. No solo por esos bellos caminos flotantes que se van creando a medida que avanzamos, sino por la misma presencia de un narrador; esta vez a modo de texto. Pero pronto descubriremos que no, que MONOLISK va de otra cosa. Y nosotros bien que nos alegramos por ello.
Desde Trickster Arts (Hackers, Hero of Many) definen MONOLISK como una mezcla de «Action RPG de fantasía, juego de cartas coleccionable y construcción de mazmorras». Si bien se estila mucho el soltar nombres de géneros a montones dentro del exigente mundo de los videojuegos para dispositivos móviles, la verdad es que estamos ante una obra muy ingeniosa en su planteamiento. Básicamente tendremos que superar niveles creados por la propia comunidad del juego que nos permitirán obtener recursos para crear los nuestros. Un roguelike infinito donde el componente aleatorio ha sido sustituido por la creatividad de los jugadores.
El control es simple y directo: nuestro personaje se moverá al lugar de la pantalla que hayamos tocado. Y esta acción será la misma para interactuar con todo: ya sean enemigos, cofres u objetos a romper. Como si estuviéramos ante un mini-Diablo. La otra acción disponible corresponde a las habilidades especiales de los personajes. Cada uno de nuestros personajes, que están divididos en cinco clases distintas, puede equiparse con cartas de objetos y habilidades que aumenten su poder. Lo más interesante de cara a superar niveles pasa por estas habilidades que nos serán de gran ayuda para eliminar enemigos: tendremos que cargar energía antes de poder utilizarlas, así que no hay que olvidarse de romper todo objeto rompible que veamos en el camino.
Una vez hayamos llegado al portal que da fin al nivel, tenemos varias opciones disponibles: puntuar la fase según nuestro criterio, dejar un comentario al autor e incluso seguirle para no perder de vista sus creaciones. Superar cada nivel nos llevará poco tiempo, por lo que es fácil entrar en una dinámica golosa de jugar pantallas sin fin. Algo que nos permitirá realizar las misiones que el propio MONOLISK nos da para incentivarnos a obtener la moneda de cambio del juego: gracias a ella compraremos sobres que nos otorgarán las cartas necesarias para seguir mejorando nuestros personajes y crear niveles.
Mencionábamos Super Mario Maker como posible referente para este MONOLISK y no es baladí. Vale que no tenga la potencia y profundidad del juego de Nintendo, pero nos ha encantado su fácil manejo: el editor de niveles permitirá que cualquier persona pueda crear pantallas de lo más interesantes y sin morir en el intento. Tras elegir la ambientación y la «dificultad» que tendrá la pantalla con las cartas que tengamos, ya nos meteremos en harina. Modificaremos los caminos a nuestra elección, así como colocar los jarrones, escaleras y demás enseres que tengamos entre nuestras cartas. Incluso podemos incluir carteles para narrar lo que nos venga en gana, una herramienta muy interesante si se utiliza en condiciones.
Lo mejor es que no podremos meter centenares de enemigos en la misma zona, ya que el propio juego nos avisará cuando ya hayamos superado el máximo. Y todo ello basado en el máximo de cristales que tenga la carta que hayamos elegido al principio: cada enemigo tiene un coste y nunca podremos superar el valor total del nivel. No hay que olvidarnos que estamos creando el nivel para que otros jugadores disfruten, no para que quieran arrancarse los ojos. Por ello el sistema de valoración es esencial: cuanto más gusten nuestras pantallas, más recompensas obtendremos.
La sensación que nos deja MONOLISK es excelente. Un título con un planteamiento y control sencillo que esconde la joya de su editor de niveles. La incorporación del sistema de cartas no convierte la experiencia en un tragaperras, sino que es un aliciente más para seguir explorando niveles: ya sea por el simple placer de superarlos o para buscar inspiración de cara a la creación de nuestras pantallas. Es un juego que lo ha apostado todo a que la comunidad de jugadores se vuelque en la obra, puesto que buena parte de su éxito dependerá en la creatividad de los usuarios. Esperemos que el equipo detrás de MONOLISK siga incluyendo novedades atractivas para que esto pueda ocurrir.
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