La denominación de sandbox está mal aplicada al campo de los videojuegos de base. Hablaríamos de una verdadera caja de arena si se nos permitiera manipular nuestro entorno para jugar con nuestras creaciones. Por esa norma, Minecraft SÍ es un sandbox, pero un GTA no. Roblox juega en la liga del primero de los mencionados, aunque su origen es mucho más lejano. Se trata de un entorno de creación de videojuegos 3D con una comunidad de desarrolladores y jugadores enorme, y cuya versión para Android se encuentra en el top de descargas de Android para un sinfín de países. No por nada tiene actualmente más de 90 millones de usuarios activos.
Aunque la primera versión pública del cliente para Windows data de 2006, sigue totalmente vigente desde que se lanzara en 2014 una versión para Android del entorno que, aunque no permite acceder al editor de mundos desde nuestro dispositivo, sí que permite jugar a cualquiera de los ya construidos. Recientemente el juego ha llegado también a la tienda de Windows 10 y a Xbox One.
Pero siendo completamente gratuito, ¿dónde está el modelo de negocio? Fácil. Además de poder crear escenarios, podemos modelar nuestros propios personajes y estructuras para ser usadas por los demás, pudiendo incluso vender dichos trabajos a tarvés de la propia plataforma llevándonos un pequeño porcentaje de la transación. Dicho lo cual, Roblox actualmente se sitúa como uno de los juegos Freemium que más beneficios consigue a nivel mundial. Hagamos un cálculo fácil. En 2017, los creadores de contenido de Roblox ganaron unos 30 millones de dólares, cifra que se duplicó en 2018 y que este año sigue creciendo. Teniendo en cuenta que éstos solo se llevan un 18% del precio pagado por el comprador, hablamos de mucho dinero para las arcas del estudio.
Roblox, de entrada, es un launcher de videojuegos creado con dicho motor. Al acceder a la aplicación veremos una enorme lista de juegos a los que podemos unirnos, llegando a más de 2000 jugadores conectados al mismo tiempo en muchos de ellos. Cada mundo de juego tiene sus propias reglas, mecánicas y limitaciones, encontrando desde juegos de acción en primera persona hasta meros mundos abiertos de interacción social, pasando por simuladores de conducción o títulos de gestión en los que debemos regentar una pizzería. Los ejemplos expuestos no son baladí, siendo estas temáticas las de los títulos más jugados a día de hoy en la plataforma.
Huelga decir que el apartado visual es ciertamente tosco, más cercano a la idiosincrasia del mencionado juego de Mojang o al universo LEGO. Esta apariencia juega a su favor a la hora de ofrecer experiencias simples y directas capaces de correr sin ningún problema en cualquier plataforma, ya sea móvil o de sobremesa, recordándonos en muchos aspectos a las elaboradísimas locuras que podíamos encontrar en Second Life. Eso sí, aunque la versión para Android «se deja ver», la resolución suele ser inferior que la de la pantalla de nuestro terminal, por lo que si queremos ver los juegos en su máximo esplendor, tendremos que recurrir al cliente de PC.
Roblox no podrá llegar jamás al nivel de Minecraft a nivel de reconocimiento y difusión, pero resulta la mejor alternativa gratuita que nos permite tanto jugar en los cientos de juegos gratuitos creados por su comunidad como crear los nuestros propios. Y en el fondo, a cada año que pasa resulta más complicado ser así de tajantes.
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