Por qué deberías escribir un blog

¿Pero qué está usted diciendo, señor redactor? ¿acaso no sabe que el futuro está en YouTube, en los videotutoriales DIY de papiroflexia y la explosión hormonal que supone retransmitir una partida de Minecraft? No te falta razón, perspicaz lector ávido de éxito, pero no podemos mezclar churras con merinas ante dos medios tan diferentes. El intimismo y el placer de la escritura no puede compararse con lo audiovisual por mucho que éste pueda proporcionar sensaciones más inmediatas y directas, y por eso, escribir un blog puede puede ser una experiencia que nadie debería dejar pasar.

Todos tenemos nuestras pasiones y afinidades, ya sea cierto interés por el cine de autor o una completa devoción, qué se yo, por la cría de jilgueros en cautividad. Si bien mucha gente prefiere disfrutar de sus cosas en solitario y sin ánimo alguno de que los demás sean conscientes de ello, la verdadera magia de las relaciones humanas radica en la posibilidad de compartir experiencias para engrandecerlas. Lo que para uno mismo puede resultar trivial, para un señor de Kuala Lumpur tal vez sea lo más interesante que ha leído en su vida. Hay que aprovechar la oportunidad.

La creatividad y el afán de superación son dos de los pilares fundamentales para autorrealizarse y sentirse completo. No todo el mundo puede convertirse en un atleta consumado o un orador de masas capaz de hacer llorar a Malcom X en el club de debate del instituto, pero sí que puede escribir. Todo el mundo tiene un ordenador al alcance y sabe encadenar frases independientemente de su habilidad para ello. Un blog, dada su estructura episódica y simpleza a la hora de insertar contenidos, es la mejor puerta que podemos encontrar para dejar salir todo lo que portamos al ritmo que consideremos oportuno, pudiendo escalar la experiencia a cotas mayores a medida que crezca nuestra ambición literaria.

No hay que dejarse llevar por las modas y la cada vez mayor inmediatez de un medio tan dinámico como es El Internet ™, amasijo de información alto en grasas saturadas que casi nos obliga a consumir a toda velocidad por culpa de nuestro taquicárdico modo de vida y el hecho de que «si puedo acceder a todo esto, TENGO que hacerlo». A la porra el romanticismo, tiremos a Cervantes al río. Lo más duro de todo esto es tener reservas ante estos principios y que le tachen a uno de retrógrado por no atenerse a lo que manda Lo Trending. No hija no, escribir es una actividad excitante que permite canalizar inquietudes que, de otro modo, serían desperdiciadas.

Lo realmente efímero de testo es planteárselo y no hacerlo. María Amelia fue una entrañable señora gallega que con 95 años comenzó a escribir un blog contando sus vivencias hasta que falleció en 2009. A día de hoy su legado sigue presente en la web gracias a su nieto, un legado impepinable y estoico ante el paso del tiempo más allá de físicos y tendencias. Una decisión que convirtió sus últimos años en toda una experiencia de difusión y aprendizaje con gente de todo el mundo.

WordPress siempre estará ahí acechando en las sombras. Bueno, en las sombras precisamente no, ya que actualmente la cuarta parte de las páginas de Internet lo utilizan. Cualquiera puede hacerse una cuenta sin coste alguno hospedándola en sus propios servidores o, si nos va la marcha, crearlo por nuestra cuenta para así personalizarlo en profundidad y albergarlo en donde nos de la gana. Por tutoriales no va a ser.

Ahora que nadie nos oye te voy a contar que comencé a escribir en blogs allá por el 2008 cuando todavía no había explotado la burbuja (o al menos la primera de las muchas que han explotado en el último lustro). Gracias a esa decisión se me abrieron varias puertas laborales, por no hablar de toda la gente que he conocido por el camino gracias a descubrir afinidades comunes y que a día de hoy puedo considerar grandes amigos. Eso es lo más bonito, desarrollar tus aptitudes y compartirlas con los demás mientras edificas amistades y lazos que posiblemente te sirvan en tu vida cotidiana. Ahora ponte a escribir tú.