La moda del selfie puede parecer novedosa, pero realmente lleva bastante tiempo entre nosotros. Quizás para la gran mayoría esta palabra empezó a formar parte de su vocabulario a partir de los hashtags de Instagram y las mejoras de las cámaras frontales de los smartphones durante los últimos años; aunque Flickr, el servicio de alojamiento multimedia, ya usara este término mucho antes en sus álbumes de autorretratos. Como sea, algo mucho menos hipster: ¿quién no se ha sacado una foto a sí mismo en un viaje?

El término selfie fue calificado como la palabra de 2013 por el Oxford English Dictionary, pero puede que muchos no estuvieran seguros de qué era exactamente hasta hace menos de un mes cuando Ellen DeGeneres batió el récord con más de tres millones de retuits en Twitter gracias a su selfie en la Gala de los Oscars.

Un origen centenario

Efectivamente, un selfie no es más que una autofoto y no un nuevo «arte de vanguardia». Lo que ahora es una de las etiquetas más usadas en las redes sociales tan solo es una evolución de los retratos en el espejo del baño. De hecho, fotografiarse delante del espejo tampoco es un movimiento del narcisismo adolescente contemporáneo, ya que los primeros selfies de la historia datan de finales del siglo XIX.

El autor de la primera imagen con estas características fue Robert Cornelius, un pionero en la fotografía estadounidense que consiguió retratarse a sí mismo frente al espejo con la técnica del daguerrotipo -el primer procedimiento de procesado fotográfico- coronándose, así, como el primer autorretrato de la historia. Qué vintage es esto de los selfies.

primeros selfies
Robert Cornelius, 1839 (izq) y la mujer desconocida (dcha) frente a su espejo, 1900.

Sin duda, Ellen DeGeneres –o Samsung– no puede competir con estos tres fotógrafos de la empresa Byron. El primer selfie grupal no es el de los Oscars, sino el de la terraza del estudio fotográfico Marceau en Nueva York. Fue ni más ni menos en 1920 cuando Joseph Byron (derecha), el fundador de la compañía, hizo historia con el resto de sus compañeros.

primer selfie grupo

¿Cómo tomar un buen selfie?

Es cierto que ahora hasta los monos se hacen selfies, pero hacerlos bien es otra cosa, aunque a efectos prácticos, los consejos son los mismos que si le sacáramos una fotografía de cerca a otra persona. Lo primero que hay que tener en cuenta es que haya buena luz, mejor si es natural, ya que evitarás crear sombras desfavorecedoras en tu cara (huye de las luces cenitales). Si tu smartphone tiene cámara frontal ganarás puntos, el brazo extendido ya no se lleva. Si no, siempre te quedará el espejo.

Usar el temporizador también es de gran ayuda si tu teléfono sólo dispone de cámara trasera, así te ahorrarás los innumerables intentos para encuadrar y enfocar correctamente sin que los resultados sean fotos borrosas.

Para sacar tu lado bueno -incluso para tu mejor perfil- basta con que te rijas por las reglas básicas de fotografía: si es un retrato, coloca la cámara a la altura de los ojos con un poco de angulación en lugar de tenerla totalmente de frente. Apunta: los contrapicados no favorecen a nadie. En cambio, si quieres sacarte una fotografía de cuerpo entero, intenta que tu teléfono esté a la altura de tu cintura.

El último consejo es que tengas en cuenta el fondo. Puedes salir realmente bien en una fotografía y que ni siquiera lo consideres importante, pero ahí está. Si quieres mostrar dónde te has ido de vacaciones intenta que se vea el paisaje y la cultura de la que estás disfrutando y, lo más importante, si estás en un lugar público, ojo con las personas que salen al fondo y arruinan tu selfie; si estás en casa, recoge la ropa del suelo.

Las mejores aplicaciones para tus selfies

Hacerse una fotografía es muy sencillo, pero existen aplicaciones que facilitan el proceso aún más. Selfie Camera es una herramienta gratuita para Android cuyo principal atractivo es que directamente tomará la foto utilizando la cámara frontal de nuestra cámara en vez de la posterior. Sólo tendremos que preocuparnos de salir bien en la foto.

Otras grandes ayudas son Selfie Studio Flash Camera y Perfect Selfie Cam Editor, ya que no sólo sirven para crear selfies, sino que también los personalizan. La primera tomará la foto sólo con la cámara frontal del smartphone y abrirá automáticamente el panel de edición desde donde podremos recortar, girar, ajustar el color y la iluminación o añadir ‘stickers’. La segunda, además, añadirá marcos a tus fotografías y podrá subirlas a tus redes sociales.

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Dos aplicaciones verdaderamente interesantes son Selfie it cam y Selfie Challenge, que permiten crear composiciones fotográficas y cumplir retos. Selfie it cam formará una autofoto entre una imagen de la cámara delantera y otra de la trasera, uniendo nuestro retrato con lo que tenemos enfrente en una sola.

Pero si de verdad eres un fanático de los selfies, con la segunda app te divertirás bastante: deberás cumplir diferentes retos cada vez que accedas a la cámara, tipo ‘haz un selfie en el ascensor’ o ‘haz una foto bizco’. Los desafíos pueden aceptarse al momento o guardarlos para más tarde. Además, podrás seguir a otros usuarios de forma similar a la de Instagram y ver cuáles han cumplido y en cuáles se superan.

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Eso sí, si ninguno de los consejos da resultado, siempre podemos recurrir a la tecnología para hacer «trampa». YouCam Perfect es una aplicación que permite realizar pequeños retoques a nuestras fotografías, ya sea agrandar los párpados, añadir colorete o rebajarnos la barbilla. Pero sin pasarse.

El selfie sexual

Los selfies ligeritos de ropa también inundan las redes. Ya hablamos de un estudio desarrollado por McAfee que revelaba que el 50% de los usuarios de smartphone compartían contenido sexual. Ahora, una encuesta más reciente publicada por la web de contactos Ahsley Madison ha comprobado que, tras cuestionar a 75.000 usuarios de 26 países diferentes, el 75% de los hombres y el 70% de las mujeres practican sexting.

La comunicación sexual a través del teléfono móvil se presenta como una nueva forma para ‘animar’ las relaciones. Pero dado que cada vez es más común compartir con los demás hasta el último recodo de nuestra privacidad, hay que ser cautos con que determinados contenidos lleguen ojos desconocidos. ¡Cuidado con lo que subimos a la red y con quién compartimos nuestra intimidad!

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