Cómo trabajar desde casa y no morir en el intento

Bienaventurados los freelance, porque ellos heredarán la tierra. Trabajar desde casa frente al PC, aunque puede parecer un idílico y ansiado estatus, contra todo pronóstico puede llegar a repercutir negativamente en nuestra calidad de vida si no nos organizamos correctamente. Además de fuerza de voluntad, constancia y organización, puede ser decisiva para nuestra productividad la elección de un software idóneo que nos respalde. Vamos a realizar un recorrido por algunos programas y detalles a tener en cuenta para no hundirnos en el pozo del autónomo descorazonado.

Técnicas de organización

Si no hay un tiránico ente superior que nos inste a cumplir con nuestro horario de trabajo preestablecido, es imprescindible imponernos un horario nosotros mismos  relativamente fijo y constante en vez que distribuir nuestro tiempo de productividad de forma heterogénea. Esta última práctica puede desembocar en que, o bien acabemos durmiendo y comiendo (o malcomiendo) a horas intempestivas, o no nos rindamos todo lo suficiente al estar constantemente entretenidos con el gotelé de la pared o el aleteo de un mosquito.

Existen varias técnicas de gestión de tiempo con las que focalizar nuestras fuerzas de forma más precisa, como el método GTD (Getting Things Done) basado en la planificación previa de tareas para centrarnos en su finalización y no en la forma de resolverlas; o la Técnica Pomodoro, centrada en el desarrollo iterativo realizando las tareas en fracciones de tiempo separadas por pequeños descansos recurrentes. De estos y otros sistemas organizativos ya hemos hablado anteriormente en el blog.

Hay que distinguir entre sistemas organizativos y herramientas de planificación. Los primeros pretenden definir nuestra forma de afrontar el trabajo, mientras que herramientas como Todoist, que recientemente hemos analizado, se encargan de especificarnos qué tenemos que hacer y quedan encajonadas dentro del propio proceso de trabajo. Como pasa con los neumáticos, la potencia sin control no sirve de nada, por lo que por muchas predisposición y ansias de triunfar que se tengan, si no se tienen las ideas claras puede resultar frustrante que no cunda el tiempo.

Es muy fácil perder el tiempo

Suele ocurrir que precisamente en el momento en que estamos ocupados nos entran ganas de hacer cualquier otra cosa en vez de la tarea en cuestión. Sobre la cabeza del trabajador casero ronda el miedo por el síndrome del folio en blanco, amén de agudizarse progresivamente los sentidos cual superhéroe, permitiendo que todo nos entretenga.

Es fácil realizar una comprobación. Checky es una simple aplicación para Android que contabiliza diariamente el número de veces que desbloqueamos y consultamos nuestro teléfono. Si de media superamos las 50 aperturas tendríamos que hacérnoslo mirar. En cuanto al uso de equipos de sobremesa, hay un enorme abanico de herramientas que, además de contabilizar el tiempo global, nos especifica las horas que hemos dedicado a cada software en concreto. La extensión de navegador Surfkollen es una buena alternativa para ello.

Si tenemos que tomar medidas drásticas siempre podemos recurrir a cosas como Productivity Owl o Time Warp, extensiones de Chrome que automáticamente bloqueará las páginas que pongamos en su lista negra, aunque lo más natural a la hora de evitar tentaciones es concienciarnos en vez de hacer el tonto poniéndonos taras y haciendo más engorrosa si cabe nuestra experiencia de trabajo. ¡No conviertas tu popia casa en un triste y carcelario cubículo!

Trabajo en equipo a distancia

Nunca caminarás solo, y aunque en la soledad de tu espacio de trabajo solo tengas el consuelo de una pequeña planta carnívora sobre la mesa y un plato de fideos chinos para comer, existen montones herramientas de trabajo a distancia cooperativo que en determinados ámbitos pueden resultar incluso más productivos que tener físicamente a nuestros compañeros delante.

Servicios como Trello o Wunderlist son buenas alternativas de trabajo a distancia. No se trata de robustos planificadores de proyectos, sino de ‘mesas de trabajo virtuales’ con las que compartir material y organizar levemente y sobre la marcha cualquier tarea colaborativa. De hecho, pueden utilizarse tanto en el ámbito profesional como en el personal para planficar cualquier actividad ociosa. Ambos programas disponen tando de aplicación móvil como cliente de escritorio.

Si necesitamos una comunicación más directa, huelga decir que ahí está Skype o Hangouts para la emisión en directo de vídeo y sistemas de conversación múltiple, por no hablar de herramientas de escritorio remoto como Splashtop o TeamViewer de las que ya hemos hablado holgadamente en el blog. De hecho, este último dispone de una pizarra virtual para realizar streaming de nuestro equipo y superponer todo tipo de dibujos realizados a mano sobre la imagen compartida. Si la gente tiene ‘cibernovia’, pocos impedimentos se nos ocurren para trabajar cómodamente desde casa.