Ayer 23 de abril, la conocida agencia de noticias norteamericana Associated Press sufrió el hackeo de su cuenta oficial de Twitter durante unas horas, lanzando en ese lapso de tiempo un mensaje en el que se informaba de un ataque terrorista a la casa blanca donde el presidente Obama había resultado herido. Por suerte, la información era totalmente falsa, aunque fruto de la misma ha llegado a producir una caída de la Bolsa de Nueva York con un descenso de 138 puntos en el índice bursátil Dow Jones. Eso sí, el incidente no ha sido el causante directo. Si acaso, lo será del acuciante problema que afecta a la información lanzada en la red al no ser contrastada por los lectores.
Esta información, al provenir de una reputada agencia, provocó la reacción en escasos minutos al considerarse fidedigna la noticia por provenir de AP. Pocos minutos después, los responsables del canal lanzaron un comunicado oficial en el que explicaban el malentendido y desmentían la noticia, procediendo posteriormente al cierre temporal de la cuenta de Twitter, que a día de hoy continúa offline.
Dow jones es uno de los índices bursátiles más utilizados. Se trata de una medida utilizada en el ámbito económico que viene a ser como una media ponderada de la actividad en bolsa de las treinta empresas más potentes de Estados Unidos, un referente de la salud del mercado bursátil que depende de valores tanto meramente económicos como del «sentimiento» nacional a partir de eventos importantes. El caso es que tras el mencionado tuit, este índice descendió 138 puntos, pudiendo tener efectos colaterales inimaginables en la economía del país. Por suerte, a los pocos minutos de desmentirse, los niveles volvieron a estabilizarse.
O lo que es lo mismo, a partir de una información fraudulenta sin ningún tipo de confirmación ni demostración más allá de 140 caracteres, se produjo una alarmante (pero breve) repercusión a nivel económico que, aunque solventada en poco tiempo, ha puesto en evidencia por enésima vez la vulnerabilidad de un medio de comunicación nada afianzado donde la distribución de importancia brilla por su ausencia. ¿Es problema de Twitter por no mejorar su sistema de seguridad? Más allá de lo obvio que resulta tomar las máximas precauciones posibles al ofrecer un servicio de este calibre, la culpa es sin duda de los usuarios al dejarse llevar por información volátil e intangible.
Twitter es a día de hoy la mayor herramienta pro-globalización que existe, una ventana hacia la información inmediata capaz de adelantarse a los medios tradicionales. Pero precisamente por culpa de esa eficacia informativa, los malentendidos y errores están a la orden del día. No hay que olvidar que por mucho que sigamos metiendo la cabeza en la cada vez más enrevesada tecnología de la comunicación imperante, debemos seguir manteniendo un hábito clave para confiar en lo que vemos y oímos: contrastar información.
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