La historia del adblocking todavía tiene muchos giros que dar, y Opera acaba de echar más leña al fuego con una nueva funcionalidad en la última beta lanzada de su cliente de escritorio: Opera Browser 37 incluye su propio bloqueador de publicidad integrado, instándonos a activarlo para aumentar enormemente la velocidad de navegación, lo cual es a todas luces cierto pero que vuelve a reflotar el principal problema de estas prácticas, ¿puede subsistir un Internet sin publicidad?

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La última actualización de Opera en el canal Developer (v37.0.2163.0) integra un bloqueador de publicidad que por defecto viene desactivado pero que podemos habilitar desde el menú de Configuración en el apartado Block Ads. Al hacerlo aparecerá un nuevo icono con un escudo en la barra de navegación donde se realiza incluso un rápido benchmarking que nos informa de la mejora en velocidad al haber ocultado la publicidad junto con el número de ads eliminados en la página que estamos viendo en ese momento y un historial de ahorro al de los últimos días.

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Se trata de una maniobra sorprendentemente agresiva para tratarse de un grande como Opera. Tal es el énfasis de la propuesta que incluso nos ofrecen realizar un benchmark de cualquier URL y obtener una comparativa del tiempo de carga de la misma con y sin anuncios. En el caso de la web de Uptodown la mejora es de un 50%, pasando de cargarse la web de inicio en su versión de escritorio de 2.24 segundos a 1.10 segundos. Tampoco nos hacen descubrir la pólvora, ya que uno de los mayores lastres que suelen arrastrarse a la hora de mejorar la velocidad de una web siempre se asocian a la visualización de publicidad.

En la mayoría de casos no se modifica el formato de la página cuando se elimina el espacio asignado para publicidad, dejándose un hueco vacío en los casos en los que haya riesgo de producirse algún descuadre en el formato, y encogiendo el área sobrante cuando no suceda esto. Tras navegar un buen rato con el bloqueador activado lo cierto es que la experiencia es muy agradable, eliminándose tanto los ads como los típicos pixeles de control usados para crear publicidad personalizada, por lo que está claro que los aspectos positivos inmediatos son evidentes. El problema viene cuando intentamos pensar a largo plazo.

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Donde comienzan a surgir las dudas es cuando pensamos en el modelo de negocio de los implicados. Por el lado de Opera, resulta cuanto menos curioso que de por defecto exista una whitelist con unas cuantas decenas de páginas web que de entrada saldrían idemnes del bloqueo (aunque podemos modificarlas a nuestro antojo). ¿Quién y cómo se dictamina que esas páginas son merecedoras de estar en la lista? Si echamos un vistazo al compendio nos topamos fácilmente con más de una cuya publicidad resulta, cuanto menos, intrusiva.

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Por el otro no merece la pena hablar largo y tendido dados los ríos de tinta que ya han corrido en los últimos tiempos, así que atengámonos a lo evidente: El modelo de negocio de Uptodown subsiste al 100% de la publicidad, por lo que, si se generalizase el uso de adblockers y no lográramos estar en la mencionada lista blanca, el proyecto no sería sostenible y por ende, acabaríamos cerrando. Pero no hace falta barrer para casa, sin ir más lejos hay que tener presente que el 97% de los ingresos de Google provienen de la publicidad. Resulta atractiva una utópica red descentralizada totalmente autosuficiente, pero de eso a la distopia hay un paso.

Más información | Blog oficial de Opera

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